Muchos
glaciares en un sector de la Antártida del que previamente se creía que era
estable en comparación con otras masas de glaciares en el continente, se
desestabilizaron en 2009, y han estado derritiéndose a ritmos acelerados desde
entonces. Así lo ha comprobado en una investigación el equipo internacional de Bert Wouters y Jonathan L. Bamber, de la Universidad de
Bristol en el Reino Unido.
Estos glaciares, que descansan sobre el lecho de roca que se inclina por debajo
del nivel del mar hacia el interior del continente, ayudan a anclar en tierra a
las plataformas de hielo, pero sus estructuras parecen ser
inestables.
Wouters y sus colegas han
combinado observaciones por satélite de altimetría y gravimetría para mostrar
cómo ese hielo sobre tierra ha adelgazado a lo largo de los aproximadamente 12
últimos años en la región.
Los resultados obtenidos por estos expertos sugieren que las plataformas de
hielo en el sector antártico investigado se han debilitado notablemente,
haciendo fluir con mayor rapidez a diversos glaciares hacia el mar.
Entre
2002 y 2010, el balance de masa de tales glaciares permanecía alrededor de
cero. Sin embargo, hacia 2009, los de la región investigada habían empezado a
perder masa a ritmo acelerado. Desde ese año, los glaciares en la zona han
añadido 300 billones de litros de agua al océano. Hoy en día, estos glaciares
en rápido deshielo generan 56 gigatoneladas de agua al año, lo que supone una parte principal de la
contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar. (Una gigatonelada es un millar de
millones de toneladas.)
Sobre la base de sus resultados, los investigadores sugieren que el probable culpable de la pérdida de hielo lo tenemos en las corrientes oceánicas cada vez más calientes; cambios en la circulación del viento alrededor de la Antártida han aumentado el flujo de aguas cálidas bajo la superficie, desde las profundidades marítimas hasta las zonas costeras, derritiendo las plataformas de hielo y los glaciares desde debajo.
Sobre la base de sus resultados, los investigadores sugieren que el probable culpable de la pérdida de hielo lo tenemos en las corrientes oceánicas cada vez más calientes; cambios en la circulación del viento alrededor de la Antártida han aumentado el flujo de aguas cálidas bajo la superficie, desde las profundidades marítimas hasta las zonas costeras, derritiendo las plataformas de hielo y los glaciares desde debajo.
FELIPE RUIZ BENÍTEZ
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