Hay algo que una simple
abeja puede hacer mejor que muchas empresas farmacéuticas: llegar con su veneno
al sistema nervioso central. Por eso algunos equipos de investigación estudian
las sustancias que segregan avispas, abejas o escorpiones con la esperanza de
desarrollar nuevos fármacos. En España, uno de esos equipos ha creado un nuevo
tipo de moléculas a imagen y semejanza del veneno de abeja que podría servir en
un futuro para tratar muchas enfermedades del cerebro, desde el alzhéimer a la
esquizofrenia pasando por el cáncer.
“Creo que somos el único
grupo del mundo que está estudiando venenos para intentar llevar al cerebro
nuevos fármacos”, explica Ernest Giralt, químico e investigador del Instituto de
Investigación Biomédica (IRB), en Barcelona. Giralt coordina el programa de
química y farmacología molecular en su instituto. Su especialidad son los
péptidos, pequeñas proteínas como las que segregan algunos animales venenosos y
que se pueden diseñar para que tengan propiedades a la carta.
Jonathan Bravo Carvajal
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