viernes, 21 de noviembre de 2014

La sonda Rosetta empieza su misión científica.

La sonda orbitadora Rosetta está entrando en la fase de escolta al cometa 67P/Churymov-Gerasimenko en su viaje hacia el sol, al tiempo que prosigue con sus observaciones científicas. Así lo ha informado la Agencia Espacial Europea, organismo que gestiona la misión Rosetta. La sonda que acompaña al cometa 67P sigue recopilando datos. "Esta fase de obtención de datos científicos durará hasta el año próximo, a medida que vamos con el cometa hacia el sol. En nuestro máximo acercamiento, el 13 de agosto, estaremos a 186 millones de kilómetros de nuestra estrella”, ha contado el director de vuelo de Rosetta, Andrea Accomazzo.



Ocurre después de que la misión del módulo de aterrizaje, Philae, haya concluido tras entrar en hibernación sobre la superficie del cometa. En el tiempo que estuvo activo, Philae inició un programa completo de observaciones que se prolongó durante 64 horas, hasta que se agotaron sus baterías. Científicos de toda Europa están ahora analizando los datos obtenidos.

Desde el pasado 16 de noviembre Rosetta ha llevado a cabo una serie de maniobras para situarse en la órbita en torno al cometa que más permite aprovechar los once instrumentos científicos que lleva a bordo. “Está previsto hacer encendidos adicionales el 22 y el 26 de noviembre, para llegar a colocarnos a unos 30 kilómetros del cometa”, ha comentado Sylvain Lodiot, Spacecraft Operations Manager.

A partir de la próxima semana la órbita de Rosetta será seleccionada y planificada en función de las necesidades de los instrumentos científicos. El 3 de diciembre la nave se acerará a 20 kilómetros durante 10 días, y después de nuevo volverá a los 30 kilómetros. “Queremos acercar la nave lo más posible al cometa ahora, antes de que su actividad sea demasiado intensa como para estar tan próximos”, dice Laurence. “Esta órbita de 20 kilómetros se aprovechará para mapear partes extensas del núcleo a alta resolución, y para recoger gas, polvo y plasma en una fase de aumento de la actividad”.

“Una vez completado el aterrizaje, todas las trayectorias se diseñan en función de la ciencia”, explican Laurence O’Rourke y Michael Küppers, en el Centro de Operaciones Científicas de Rosetta, cerca de Madrid. Para planificar las órbitas para la ciencia se tienen en cuenta dos trayectorias distintas: preferida y alta actividad. La intención es mantenerse en la trayectoria preferida, pero a medida que el cometa aumenta de actividad Rosetta pasará a la otra órbita. “Esto permitirá que las operaciones científicas prosigan después del impacto inicial que supondrá ese cambio”, añade Küppers.

Esta noticia me parece importante porque los cometas forman parte de nuestro universo, y conocerlos a ellos es saber más cosas sobre cómo se mueve y organiza nuestro universo. Cuánto más sepamos sobre ello mejor se podrá predecir su comportamiento futuro.


Marta García Gayo.

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