Generalmente, las vacunas de cualquier enfermedad (bien sea infecciosa, genética o cualquier enfermedad para la que exista una vacuna) introducen en el cuerpo del paciente el agente infeccioso causante de la patología, en mínimas dosis y modificado para que no produzca la enfermedad, causante de la patología para que los anticuerpos de su organismo lo destruyan, lo recuerden y puedan defenderse del agente patógeno cuando este entre en su cuerpo. Pero, ¿qué diferencia existe con las vacunas de alergias?
La diferencia primordial entre estas vacunas y las renovadas vacunas de alergias es el material que se introduce en el cuerpo del paciente. Estas vacunas están compuestas por el alérgeno que produce la reacción para que el sistema inmunitario se acostumbre a su presencia en la sangre.
En la actualidad, este tipo de tratamientos no están surtiendo el mismo efecto en todos los pacientes. En algunos se nota una mejoría mayúscula, en otros unicamente producen una leve mejoría y en otros, como es mi caso, no hacen nada o incluso empeoran el estado.

Durante los años posteriores, dejé de ir al campo en primavera ya que mi pueblo se encuentra rodeado de olivos. Seguí yendo a controles cada tres meses el primer año y cada seis los siguientes, pues ya no hubo graves brotes ni crisis.
En 2007 volvieron a repetirme esas pasadas pruebas cutáneas pero hubo un pequeño contratiempo: tras introducir los alergenos en mi organismo, mi brazo comenzó a ponerse rojo completamente. Todos los "bultitos" que un principio no deberían hincharse, se hincharon y la prueba quedó invalidada. Tras esta reacción, decidieron repetirme las mismas pruebas omitiendo el alérgeno al que yo ya tenía hipersensibilidad. Esta vez, la prueba fue correcta y apenas unos pocos de los alérgenos producían en mi alguna reacción. En definitiva, mis alergias aumentaban cada vez más pero yo no mostraba síntomas graves como aquella primera vez.
Tras años asistiendo a la consulta de alergología de este hospital cada seis meses, construyeron cerca de mi localidad un pequeño hospital, el Hospital del Sureste, y me trastadaron allí en 2009. Asistí allí, la primera vez, en marzo del 2010 debido a que mi última visita había sido en septiembre del año anterior. Comenzaba a encontrar en mi síntomas de todo aquello que ya me habia pasado: rinorrea, estornudos, congestión nasal, lagrimeo, pitos; y tras esta visita, mi médico decidió que tras obtener 18mm en el inhalante del olivo y 11mm en el de las gramíneas debía empezar con una vacuna. Solicitó para mí la vacuna POLLINEX QUATTRO de pólenes 50% gramineas y 50% olea. Tras pagar 290€ por ella, un mes después comencé a ponérmela con la pauta rush. Tanto mi madre como yo pensamos que esto mejoraría mis alergias, pero lo único que hizo fue empeorármelas. Comencé a tener ataques de asma con cualquier acercamiento al campo, con cualquier esfuerzo pequeño.
Tras terminar esta primera fase de vacuna de cinco meses de duración, solicité la vacuna de continuación. Esta vez mi médico optó por cambiarme de vacuna ya que como con los dos alérgenos no funcionaba, solo incluiría uno de ellos. Así pues, me recetó la vacuna TYROSIN TU TOP de pólenes 100% gramíneas que ayudó bastante, pero no mejoré mucho.
Tras dos años con los mismos síntomas, en octubre de 2012 volví a la consulta y me realizaron un análisis sanguíneo completo. Mi alergia al polen del olivo aumentó considerablemente y aparecieron nuevos alergenos. Aún así mi médico siguió con lo establecido y me recomendó seguir con la antigua vacuna.

El nuevo médico decidió por su parte volver a cambiar la vacuna, esta vez a OLIVO CUSTOID. Visto que no me encontraba bien cada vez que me la ponían, decidió comenzar con ella en el propio hospital en cuanto la tuviese en mis manos y seguir la pauta rush. Y así lo hice.
Cuando me suministraron la primera dosis, comncé a ponerme blanca, a marearme, a perder la visión, hasta que caí al suelo y tuvieron que tumbarme en una camilla durante una hora. Llegué a la conclusión de que no podía comer cosas con azúcar antes de ponérmela.
Al año siguiente volvi a asistir al médico por revisión y de nuevo, mi anterior médico no estaba. El nuevo decidió volver a cambiarme la vacuna cuando terminase la que me estaba poniendo y me recetó CLUSTOID MAX INMUNOTEK de pólenes gramíneas y olivo. Y entonces todo cambió. Mi salud comenzó a mejorar, mi asma remitió hasta en primavera y pude volver a salir al campo. Aún así, el asma continuó crónica si me acercaba mucho al olivo o si hacía ejercicio intenso.
En conclusión, gracias a los avances de los últimos tres años es cuando la gente, y primordialmente yo, hemos notado una mejoría en las vacunas; y aunque mi experiencia con ellas no ha sido del todo buena, me ha ayudado mucho. Aún así, esto no depende del farmacéutico o de los investigadores, sino de la reacción del sistema inmunitario de cada persona.
María Morante
No hay comentarios:
Publicar un comentario